PASEANDO POR... Falset, capital del Priorat |
|
El Priorat es una comarca del centro de Tarragona, cobijada por la Sierra del Montsant, las montañas de Prades y la sierra d’En Jover, impresionantes relieves que forman casi un círculo, abierto a tierras más o menos planas por donde discurre el río Siurana, que muy cerca del Priorat va a desembocar al Ebro. Entrando desde la comarca del Baix Camp, al llegar al Coll de la Teixeta, el viajero se adentra en un círculo mágico, envuelto por altas montañas, roca roja, frondosa vegetación y viñas por doquier, sin que el barranco o el escarpe signifique un inconveniente. Un espacio que va discurriendo por Les Serres, el Coll de Guix, y nos conduce a Falset. Todo ello envuelto en un halo de neblina que perfila y acentúa la belleza fascinante del entorno. Más que una realidad geográfica (que también lo es) el Priorat es un concepto histórico que debe su nombre a la cartuxa de Scaladei, la primera en instalarse en dominios catalano-aragoneses, convirtiéndose en el centro irradiador de la Orden. Lo que en la actualidad es el Priorat y parte de las Muntanyes de Prades (ahora pertenecientes administrativamente a la Conca de Barberà), formaron, durante siglos, un conjunto señorial que comprendía el condado de Prades y los dominios de los Entença. Jaume II, a cuya autoridad se sometía el señorío de la zona en el siglo XII, por haber revertido a la corona, agrupó las tierras, creó el condado de Prades y lo otorgó a su hijo Ramón Berenguer, uno de los muchos que tuvo de su matrimonio con Blanca d’Anjou. Pere, conde d’Empúries, cambió las tierras gerundenses por las montañosas de Prades y su conjunto a su hermano Ramón Berenguer, hecho raro si se tiene en cuenta la riqueza de este condado y la pobreza de Prades, aunque después se encontraran importantes minas, cuyo metal se afinaba en la fussina de Falset. La baronía d’Entença(1) fue restituida antes, en 1241, por Jaume I, e instauró Falset como capital. Se había extinguido por línea masculina y el Conqueridor la instauró en Guillem I d’Entença (1241-1261), casado con Alamanda II Santmartí-Cervera-Castellbell, señora de Falset, sobre el castillo de Falset. Señorío civil en medio de otros eclesiásticos: Temple, Cabacés, Escornalbou, Scala Dei y Benifaça (cisterciense). Las relaciones fueron buenas, a excepción de con los templarios. El comte Pere de Prades fue un personaje relevante en la historia de Catalunya. Apoyo incondicional de su sobrino, Pere el Cerimoniós, acabó su vida convertido en fraile de la orden franciscana, una vez viudo de su mujer Joana de Foix. Fue el padre de la reina Elionor de Xipre quién llegaría a ser señora de Valls. No manca el Priorat de gente notable, todos pertenecientes al Casal d’Aragó. Por ejemplo, Teresa d’Entença, madre del Ceremoniòs que no llegó a reinar por morir cuatro días antes que su suegro. Pero tal vez la mujer más notable nacida, casi con seguridad, en Falset, fue Margarida de Prades, reina catalana por nacimiento(2).
Margarida de Prades, cuya vida no fue un camino de rosas, pasó grandes apuros económicos y, todavía joven, volvió a casar en secreto, para no perder su status de reina viuda, con Joan de Vilarragut, de quién tuvo un hijo a quien muchos años después se le reconocieron los derechos. Margarida fue la última abadesa de Bonrepós, monasterio femenino ubicado en la zona de la que hablamos, y sus restos fueron trasladados al monasterio de Santas Creus muchos años después. El interés histórico de esta parte de Tarragona no acaba con el condado de Prades y la baronía d’Entença y sus miembros. Antes, cuando els reis-comtes conquistaban las tierras ocupadas por los musulmanes y necesitaban del concurso de guerreros, hallaron en las montañas de Prades y en los alrededores de Falset a los gloriosos Almogávars, palabra cuya etimología no puede ser más significatica: Al-mogavir, lladres de camí ral. Convertidos en ejército, conservando sus peculiaridades, contaron entre sus capitanes a Roger de Llúria, Bernat de Rocafort y otros de demostrado arrojo. Las cuevas y recovecos de las elevadas montañas sirvieron de refugio a los cátaros. Con la trashumancia llegaban las noticias de la herejía desde el otro lado de los montes Pirineos, de las tierras de los Foix. De la Catalunya Vella acudían a repoblar tierras a la Catalunya Nova, donde algunos herejes también se escondieron, huyendo de las persecuciones.
La Casa Ducal de Medinaceli
En el siglo XVII, Juan Francisco de la Cerda, duque de Medinaceli, era primer ministro de Carlos II, y casó con la duquesa Caterina Antònia d’Aragò Folc de Cardona, heredera de los estados catalanes de Cardona y Sogorb. Esta unión supuso la dependencia de la noble casa catalana a la castellana, convirtiéndose los Medinaceli en los primeros terratenientes catalanes, también. Un siglo después, y gracias a los diferentes entronques matrimoniales, pasa a los Medinaceli la baronía d’Entença, con su capital, Falset, las villas de Garcia, Móra y Tivissa y los lugares de Bellmunt, Masroig, Valldelòs, Dormius, Serra d’Almos, Capsanes, Guiamets, Pratdip, Laveria, lo que suponía un total de 1.918 vecinos. Estas propiedades llevaban implícito el título de la baronía d’Entença. Cuando se abolieron los señorios, la casa ducal poseía 268 en plena jurisdicción y 38 en jurisdicción compartida: Arbeca, Cadaqués, Ciurana de Prades, Cardona, Falset, Morà d’Ebre, Prades… En la iglesia de Poblet, pared con pared del monasterio, se encuentran enterramientos de la familia Cardona-Sogorb-Medinaceli. En un edificio a continuación, el Archivo Tarradellas dispone de una copia digitalizada del archivo de los Medinaceli(5). Estos dos hechos, para quien no conozca la historia, pueden resultar raros, pero los avatares, lo hemos dicho más arriba, acaban haciendo extraños compañeros de viaje. Monumentos y costumbres
Las ermitas (montañas de eremitas son las de Prades y el Priorat) eran varias, alguna de edificación relativamente moderna, como la de Sant Gregori, aunque quizá sobre otra mucho más antigua. La de Sant Antoni Abad, y dos que se arruinaron durante la guerra contra los franceses, Sant Cristòfol y la Mare de Dèu de Grácia.
Por el entorno de Montsant encontramos otro tipo de construcciones más sencillas pero no menos interesantes, como son las de pedra seca: barracas, algibes, cisternas, minas, canales, norias, puentes como el que se encuentra a la entrada de Falset con su garita donde supuestamente se cobraría el peaje de entrada a la villa. De la época en que las faenas agrícolas no estaban mecanizadas, queda el recuerdo del toque de la campana mediana a las cuatro de la madrugada para llamar a los vendimiadores a trabajar.
Y una recomendación para los visitantes, al llegar a la plaça de la Creu, y antes de subir a la ermita de Sant Gregori, hemos de dar tres vueltas para que nos guarde de posibles desgracias durante la estancia en Falset. Los vinos Para hablar del Priorat hoy, es necesario, y un placer, hacerlo con el paladar aromatizado con el vino de cualquiera de sus dos denominaciones de origen, Montsant y Priorat. La primera forma una C perfecta que abarca desde Siurana hasta Pradell de la Teixeta. La segunda queda en el centro de la C. En bancales, despeñaderos y acantalidados, maduran garnachas, tempranillos y otros tipos de uva que daran caldos de alta graduación, indispensable para las denominaciones. “I el nostre vi, aspre y amorós alhora, com la terra, el paisatge i les mans diligents i amatents que el fan possible, reflecteix en els seus tons cromàtics, rics i intensos, la riquesa de la llum i el contrast dels colors vius i serens. El seu l’aroma desprèn les olors de les garrigues al llarg de l’any i de la terra canviant de cada terme. I, finalment, el nostre vi atresora en el seu gust la suma dels elements, mig terrenals mig espirituals, que el configuren”, puede leerse en el magnífico tríptico editado por la D.O. Montsant. Personas sensibles, artistas e intelectuales, como Joan Manel Serrat y otros, han querido participar en la producción vinícola de la comarca, para hacer de ella algo más que vino, un modo de conectar con los demás, una forma de cultivar la vid que va más allá, por el puro placer de convertir unas tierras históricas, habitadas por eremitas desde el siglo XII, en una referencia, en un ejemplo de cómo pueden, y deben, convivir el respeto por la tierra, por la Historia, por las tradiciones, sin dejar de lado las modernas tecnologías.
© Isabel y Luisa Goig Soler |
|
|
|
|
|
• |
|
|