HISTORIA Elionor d’Aragó i Montferrat y la ermita de Sant Joan, en Montblanc |
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Elionor d’Aragó i Montferrat “Trahit e mort és aquest regne” No le hubiera cabido a nuestra protagonista más sangre real en las venas y más catalanidad en su linaje. Elionor d’Aragó i Montferrat, también llamada d’Urgell, pasó los últimos años de su vida en la ermita de Sant Joan Baptista de Montblanc, envuelta en santidad, dicen unos, aunque tal vez también valdría decir hastiada de su destino (como pensaría en la época que le tocó vivir), o desengañada de la condición humana, lo que estaría más acorde con todos los tiempos. Si tenemos en cuenta que jamás la realeza se mezcló con el pueblo para engendrar hijos legítimos, lo que decíamos más arriba sobre la sangre real valdría para cualquiera de los hijos o descendientes de reyes. En el caso de Elionor la sangre tanto era del Casal d’Aragó i Catalunya, como del francés-catalá y dels Paleòlogs, de Constantinopla.
Elionor nació hacia el 1378, cuando nada hacía presagiar el triste e injusto fin de toda la Casa d’Urgell (1). Reinaba en Aragó-Catalunya Pere IV, llamado el Cerimoniós o el del Punyalet. El padre de Elionor, el infant Pere, viudo y sin hijos, había casado con Margarida de Montferrat, matrimonio que, como todos los de las casas reales, y en especial la de Aragó en vida del rey Pere IV, fue concertado por éste. La descendencia llegó abundante. “Citando a la genealogía de los condes de Urgell, publicada por Monfar, tuvieron ocho hijos: Antoni y Beatriu (muertos jóvenes). Leonor, Cecilia, Isabel (monja en Sixena), Jaume, Tadeo (murió impúber) y Joan (heredó la baronía d’Entença)” (2). Todos los historiadores se ponen de acuerdo al decir que los Urgell eran inmensamente ricos, y que esta riqueza de vio incrementada gracias a la buena administración de la condesa viuda Cecilia, madre de Pere. Incluso apuntan la anécdota de que el conde Pere enseñaba sus inmensas riquezas y animaba a sus invitados a extraer alguna moneda, sabiendo que no lo conseguirían, de lo apretadas que estaban la una contra la otra. Cierto es, según todos los autores, que a la condesa viuda Cecilia y a su administración se deben las mejores obras de la ciudad de Balaguer, donde residieron durante muchos años, después de la temprana muerte del comte Jaume. Hasta entonces habían residido en Lleida.
La caída de la Casa d’Urgell llegó por una serie de circunstancias, una concatenación de hechos que hoy se analizan, algunos de ellos evitables, otros atribuibles a la condición humana, y otros, tal vez, al odio suscitado por las riquezas y el poder de la familia. Pero creemos que dos fundamentales fueron la prepotencia castellana y el omnímodo y eterno poder de la Iglesia. El tema es apasionante, pero bien conocido, por lo que resumiremos. Pere el Cerimoniós tuvo dos hijos varones, Joan y Martí, ambos con Leonor de Sicilia, su tercera esposa. Al morir en 1387, le sucedió Joan, quien murió tempranamente sin haber tenido sucesión masculina ni con Matha d’Armanyac ni con Violant de Bar. A la muerte de Joan sucedió Martí, su hermano, quien tenía un varón con su esposa María de Luna, Martí de Sicilia o Martí el Jove. Este, poco antes de morir su padre, falleció sin haber logrado hijos legítimos. A su padre, el rey Martí, no le dio tiempo a legitimar a Frederic de Luna, el bastardo del hijo, ni a engendrar otros en su nueva esposa, Margarida de Prades. En 1410, con la muerte de Martí l’Humà, comenzaba la caída de la Casa d’Urgell, a la vez que la del Casal d’Aragó. En Urgell se daba casi por hecho que, dada la situación y dado también que Jaume d’Urgell (hermano de Elionor) había sido nombrado lloctinent del reino de Aragón, la corona pasaría a él. Se daba también la circunstancia de que Jaume d’Urgell estaba casado con la infanta Isabel d’Aragó, hermana del rey Martí, habida entre Pere el Cerimoniós y su cuarta esposa Sibil.la de Fortiá. Volviendo a resumir, diremos que a la muerte del rey las Cortes Catalanas nombraron una comisión para que rigieran el país de forma momentánea y posteriormente, en 1412, nueve compromisarios (3 por cada uno de los 3 reinos, Aragón, Catalunya y Valencia), decidieran quién, en Justicia, había de ser rey. Lo que la Historia conoce como “El Compromis de Casp”, y algunos historiadores llaman “La ignominia de Casp”. “Nou persones en una hora van donar a qui els semblà un regne que havien forjat des de més de 500 anys els descendents de Guifre, i que havia costat tanta sang i sacrificis”. (Rovira i Virgili. Vol. VI, página 152)
Fue Vicente Ferrer, el valenciano más tarde canonizado, amigo del papa y del castellano, el encargado de leer el acta que hacía rey a Fernando, después de haber enardecido a la audiencia con uno de sus llamativos sermones. Era el 25 de junio de 1412. De nada le sirvió al de Urgell luchar para hacer prevalecer sus derechos. El sobrino-nieto de Pere IV, a la vez que yerno, fue abatido tras el cerco de Balaguer, sus propiedades confiscadas (4), él llevado preso, su madre, esposa, hermanas e hijas, unas procesadas, otras presas. Isabel era monja en Sixena en vida de su padre. Todas, excepción de la última, viviendo de manera miserable de un lado a otro. Según Finestres, citado por F. Carreras Candi, el conde Pere había nombrado a su primogénita Elionor, si hubiera falta de sus hermanos varones, heredera de la baronía d’Entença y el feudo de Balaguer. Cuando el rey Fernando de Antequera confiscó a Jaume los bienes y lo encarceló, Elionor, al retirarse a Montblanc, nombró heredera a su hermana Cecilia (1427), viuda de Bernat de Cabrera. “Aquest [el conde Jaume] li havia fet donació dels llocs i castells de Menàrguens, Vilbes, Os, Montmagastre, Collfred, Estanyà, Anya, Montergull, Durfort i molts masos i viles, i quan el rei prengué el comtat d’Urgell i el vescomtat d’Àger prengué també aquest llocs; i els hi havia donat el comte amb el pensament que si el rei li confiscava els seus béns, almenys la seva germana quedearia segura d’allò que tenia a casa…” (la cursiva la toma Xuriguera de la crónica de Zurita y de Monfar) (5). Durante el corto espacio de tiempo que duró el reinado del castellano Fernando de Antequera, las mujeres de la familia d’Urgell sufrieron tanto, que hasta los documentos lo recogen. Porque todas eran mujeres, una vez el conde pretendiente a la corona fue encerrado, primero en Castilla y luego en Xátiva. Por un lado la condesa madre Margarida de Montferrat, las hermanas del conde, Leonor y Cecilia, por otro la infanta Isabel, esposa del conde y cuatro niñas pequeñas del matrimonio. A Margarida ni tan siquiera le devolvieron Acqui (6), tal y como su esposo, Pere, había ordenado en su testamento “PERE, infant d’Aragó, fill de l’infant don Jaume, comte d’Urgell.- Testament pel qual ordena que es restituexi a dona Margarida, la seva esposa, la ciutat d’Aquin i se li lliurin cinc mil florins, els castells i viles de Castelló de Farfanya i el lloc d’Algerri, amb les condicions que s’expressen i retornat després de la seva mort al seu hereu. Llega al seu fill don Joan la baronia d’Entença, amb diversos castells i llocs, i nomena hereu universal en el comtat d’Urgell, vescomtat d’Àger i altres béns que li pertenyen, el seu fill primogènit don Jaume, assenyalant com hereu, si moria aquest sense sucessió, el seu fill don Joan, passant aleshores la baronia d’Entença a la seva filla dona Elionor.- Ordena que si morís el testador sense sucessió, tornin els seus béns a don Martí, rei d’Aragó, amb les condicions que s’expressen.- Balaguer, 20 de maig de 1408, davant de Pere Cerdà.- (Testaments reials, sac R. núm. 93)”. (7) Muy al contrario, según Xuriguera, “El 6 de noviembre de 1413, el nou rei escriví a la comtessa Margarida de Montferrat perquè es presentés a Lleida amb les filles Elionor i Cecília, per asistir al procés obert contra el comte Jaume, però si bé la mare i la germana gran foren també processades, Cecília i la infanta Isabel restaren sempre allunyades de la repressió judicial (…) Elionor i Cecília demanaren en va els béns heredats del comte Pere, llur pare, però l’Antequera es mostrà, en aquest respecte, sempre tan inflexible que aquelles dones, de sang reial, caigueren en una situació de misèria i es veieren obligades a demanar caritat. Hi ha cartes de la infanta Isabel al nou rei en aquest mateixos termes (…) També s’instruí a Lleida procés contra la comtessa Margarida, mare de Jaume, la cual es negà sempre a deposar declaració malgrat que se l’insistí moltes vegades per ordre del rei, demostrant així el seu caràcter enèrgic i coratjós”. En 1414, Margarida, la madre de Elionor fue trasladada al castell de Cullera desde Lleida. Ni siquiera abogados pudo encontrar. Con la muerte de Ferran de Antequera (abril 1416) y la llegada al trono de Alfons el Magnanim, mejoró algo la situación, aunque tardó en hacerlo. En junio de 1416, hubo peste en el monasterio de Sixena, donde estaban acogidas todas las mujeres de la Casa d’Urgell. El rey Alfonso ordena al comendador de Corbins que si las hermanas de Jaume quieren ir a ese lugar, se las acoja honorablemente. A pesar de esta orden eran rechazadas en todas parte, y la condesa Isabel se dirigió al rey diciendo que la epidemia le había hecho abandonar Sixena “ab mes cares sos, doña Lionor e dona Cicilia, e bonament no trobem lo hon nos vullen hacullir, dient ques temen que a vostra senyoria no vingués en desplaer”. El rey dio una orden general a todo el principado a fin de que la infanta y sus acompañantes fueran tratadas como merecían. A todo esto, las hijas de la infanta Isabel, a su vez hija de Pere IV y Sibil.la de Fortiá, se educaban en la corte de Aragó-Catalunya a fin de poder más tarde (como así se hizo) enlazarlas matrimonialmente según los intereses de los monarcas.
A pesar de las órdenes del rey, tajantes, el batlle las ejecutó cuando creyó conveniente, es decir, año y medio después. En ese intérvalo, Leonor, Cecilia e Isabel se dirigen a la reina María a fin de que intercediera por ellas ante el rey. La reina María parece ser que siempre se preocupó de esta familia, también suya aunque algo lejana, y en todo caso de sangre real, con afecto. Elionor en Montblanc A final de 1424 o principio de 1425, Elionor d’Urgell se retiró a Montblanc. Su madre, Margarida de Montferrat, murió en Morella (Valencia), el 10 de noviembre de 1420. “La comtessa Margarida no deixà diners, en morir, ni per pagar el seu enterramente i, en canvi, en temps del seu espòs la moneda d’Urgell corria per tot Catalunya (…) Tot s´ho havia golit l’oceà de passions, l’agitació dominant durant l’època que li tocà viure. I ella, que no havia presentat cap problema, el destí la colpí tan durament que restà desposseïda de tot, expulsada de casa, separada de la seva familia, abandonada de tothom i reduïda a la més desesperada misèria” (Xuriguera). Isabel, la hermana de Elionor, como hemos dicho, profesaba en Sixena. Cecilia había casado con Bernat de Cabrera. Su cuñada, la infanta Isabel, la triste hija de Sibil.la de Fortía, falleció en Alcolea de Cinca, a final de 1424. Su hermano el conde Jaume seguía preso y sus sobrinas, las hijas de Jaume e Isabel, vivían en la Corte. Elionor podría haber elegido cualquier monasterio para recluirse, incluso haber llegado a la máxima autoridad dentro de él, pero prefirió irse a un lugar mucho más apartado, más solitario, sola, con cuatro mujeres que quisieron acompañarla. Xuriguera, refiriéndose a este hecho, dice: “La tercera filla fou Elionor la qual, en sobrevenir la dissort del seu germà el comte d’Urgell, es retirà al terme de Montblanc on edificà l’ermita de sant Joan Baptista i allí visqué, en companya de dues serventes i dues donzelles que volgueren seguir-la, com una anacoreta, en dura penitència, vestida de silici i continu dejuni. Morí l’any 1430 als cinquanta-dos anys, de pestilència, i escollí sepultura al monestir de Poblet, on la posaren a la capella dels Evangelistes, tocant l’altar”. En 1909 fue editado el libro de Francesç Gras i Elias “Historia de las ermitas del Arzobispado de Tarragona”. Es la publicación más antigua donde hemos visto narrada la estancia de Elionor d’Urgell en la ermita de Sant Joan, de Montblanc. “En aquellas soledades lloraba el desenlace de su ilustre casa, y consolaban sus penas fray Pedro Marginet que en la vecina montaña de la Pena, perteneciente al Monasterio de Poblet, pedía a Dios el perdón de sus locas liviandades, y fray Pedro Cerdá, notable orador y discípulo de San Vicente Ferré, que se hospedaba muy a menudo en el convento de franciscanos de la villa de Montblanc”. Habla de su fama de hermosura. Cuenta que llegó a Montblanc un portugués hidalgo que deseaba desposarla y cuando fue a subir a la ermita, en pleno agosto, cayó una nevada. Cuando logró llegar, la sirvienta, por toda respuesta, cerró el postigo. Según Carreras Candi, citando a Giménez Soler, el rey Martí, pensó, en mayo de 1409, casar a doña Leonor con el primogénito de Portugal. “Hubo tratos y se discutió el dote, y fueron a Lisboa enviados de don Martín, quien se ofreció a dar diez mil florines a la novia para completar los cincuenta mil que se le ofrecían; pero ni esta boda, ni otra que también se proyectó con el segundogénito, llegaron a realizarse”. Tal vez este dato histórico sirviera a Franceç Gras para narrar la anécdota del caballero portugués. Fra Pere Maginet
Dice fra Anselm que se fugó con dos mujeres, una seglar y una religiosa del monasterio de Sta. Clara de la Sierra de Montblanc. “El menologi o santoral cistercenc de Crisòstom Henríquez (any 1630) li imputa un reguitzell de crims, el pare Finestres diu que, junt amb Turmeda, s’entregaren a tot gènere de vicis i pecats, mentre que les Antigualles relaten que la fama que corria de Pere Marginet era la “d’un rufià i alcabot e (ex) monge de Poblet”. No obstante no se le acusó de ningún asesinato, se dedicaban al bandidaje y salteadores de caminos. Un día llegó a Vallclara, a casa de los familiares, y les dice que la espiritualidad ha vuelto. Deja al cuidado de ellos a la seglar y acompaña a la exmonja al monasterio de santa Clara. El 14 de agosto de 1413, vigilia de la Asunción, se presentó en Poblet vestido de bandolero. Era la fiesta patronal del Cister. “…enfilà l’ala del claustre on hi ha el capítol i hi entrà amb el guarniment de guerrer o bandoler, tot colpint-se el pit. La comunitat que estava reunida a la sala capitular per resar el final de l’hora Prima, restà esbalaïda per la sorpresa. Les Antigualles refereixen d’una manera potser exagerada, que es donava cops al pit amb una pedra, i que portava espasa, cervellera (casc rodó), broquer (escut petit bombat al mig), guants de malla i “azofra” (ausberg o falldatge?), és a dir, túnica de malles o escates de protecció, com un guerrer medieval, i es postrà davant de tots confenssant-se pecador”. Es perdonado, tras imponérsele duros castigos, y vuelve a formar parte de la comunidad. Hace de penitente. En la orden se prohibe comer carne gracias a él. “L’abat Martínez de Mengucho (…) el 3 de gener de 1419, passats alguns anys de vida comunitària, li concedí llicència per tres anys per anar a alguna ermita o lloc a prop d’algun santuari de devoció per a poder servir a Déu amb més tranquil.litat, lluny de familiars i de la seva terra, mentre no sortís del regne d’Aragó. Atès que trobem fra Pere a l’abadia l’11 de setembre de 1419, quan signà la butlla de l’abstinència de carn, hem de creure que no va aprofitar aquesta llicència sinó que es retirà a la granja de la Pena, que era del domini del monestir, on hi havia un convers i un mosso que l’assistien. Després de passar un temps, la durada del qual ignorem, a la granja de la Pena, fra Pere cercà una cova apropiada que adaptà per tal d’establir-s’hi definitivament, una vegada obtinguda la permissió abacial”. La Cueva de la Pena se encuentra, como la de Nialó, donde Elionor d’Urgell hacía penitencia cerca de lo que hoy es ermita de Sant Joan, en las Muntanyes de Prades. La vida ejemplar de fra Pere Marginet atrajo la atención de Elionor d’Urgell. “Elionor, en aquesta situació de proves i dificultats de tota mena, suportades amb valentia, resolgué deixar el món i cercar la proximitat de Déu en la solitud de l’ermita de Sant Joan Baptista, situada a l’extrem est de la serralada de la Pena, al terme de la vila de Montblanc. Allí tingué notícia, o, tal vegada, ja n’estava assabentada, de la vida retirada de fra Pere, i no hi hagué obstacle que entressin en contacte per causa de Déu, a fi d’enfortir-se mútuament a la presència del Senyor…”. (9). La figura de Elionor d’Urgell no podía pasar desapercibida en aquella época. No olvidemos que para muchos reyes, príncipes y personajes de la época, quien tendría que haber sucedido a Martí l’Humá era el hermano de Elionor, el comte d’Urgell. Lo mismo opinan también muchos historiadores en la actualidad. La reina María, esposa y lugarteniente de Alfonso, había tenido cierta consideración con la desgraciada familia d’Urgell y hasta ella, inevitablemente, habían llegado noticias de la vida de sacrificio y santidad de Elionor. Al menos en dos ocasiones se puso en contacto con ella a través de cartas que reproducimos. Cartas de la reina María a Leonor “La Reyna. Egregia e cara cosina: vostra letra hauem rebuda per en Guerau Mallol, e oydas les cosas per ell a nos, de vostra honestat, virtuts, e bona vida, explicades, havem ne hant singular plaer: placia a nostre senyor Deus vos faça gracia de continuar, perseverar, e augmentar, en aquelles. Certificant vos, que, vostres honestat e virtuts, son tals, que tots temps en oracions vos nos haiats specialment per recomenada; e preguets a frare Marchgenet, que, en les sues, nos haia semblantment en memoria e recomendació singular. Escrivitnos soven, car plaer hi trobarem molt singular. Dada en Valencia sots nostre segell secret, a xx dies de abril del any mccccxxvij. La Reyna”. “La Reyna. Egregia e cara cosina. Vostra letra havem rebuda, a la qual vos responem, que, al present vos havem per escusada de la venguda; pero fem vos certa, que havem gran desitgs de parlar ab vos, e ab frare Margenet, e per aquesta rahó li scrivim, que, ara, com passarem per Leryda, deu loc e manera, que en Leryda, o en algun altre loch, puxam parlat ab vos e amb ell; perqueus pregam aquí vullats dispondre; del abat de Veruela vos responem, que, lo haurem per recomanat: pregant vos quens haiats per recomanada en vostras oracions. Dada en Saragoça sots nostre segell secret, a xxvj. Dies de ffebrer del any mccccxxviiij. La Reyna”. (10) Elinor d’Urgell otorgó testamento ante el notario de Montblanc, Pere Bellicen. Enfermó de peste y a los pocos días, el 28 de mayo de 1430, murió. Fra Marginet le sobriviría casi cinco años, falleciendo el 26 de marzo de 1435. Pidió que fuera sepultada en el monasterio de Poblet, concretamente en la capilla de los Evangelistas. Hemos de decir que el año pasado, 2007, quisimos ver la sepultura, pero la capilla había sido rehecha y nadie supo darnos razón del lugar donde en la actualidad se encuentran los restos de esta princesa catalana. Según Jesús M. Oliver (11) “Les capelles obertes al segle XIV a la nau lateral (…) abans havia estat sota l’advocació de la Inmaculada Concepció i el sants Evangelistes, en especial sant Joan i sant Mateu. També era coneguda per capella dels Comtes d’Urgell, pels enterraments que hi havia, en especial el d’Elionor, germana de Jaume d’Urgell el Dissortat. Un escut a la nova finestra ens recorda la relació funenària de la capella…”.
Notas: (1) Ermengol X (+1314) sin herederos directos, ordenó en su testamento que el condado fue vendido a Jaume II, con la condición de que casara a su segundo hijo, Alfons, con su sobrina Teresa d’Entença. Todos los personajes tratados aquí pertenecen a la última rama de la Casa de Urgell. Fueron cuatro: Alfons (1314-1328), después rey. Jaume (hasta 1347), hijo del anterior y hermano de Pere el Cerimoniós. Pere (hasta 1408). Jaume, hijo del anterior y último de la Casa.
Bibliografía:
© Isabel Goig Soler |
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