MUNICIPIS I ENTITATS DE L'ALT CAMP El Pla de Manlleu |
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La parte más oriental del municipio de Aiguamúrcia es el pequeño pueblo de Pla de Manlleu. Este pueblo tiene su origen en Selma o Celma, por lo que antes diremos algo de este hoy despoblado y su castillo. Hasta el pueblo logramos llegar, pero no al castillo. El origen de la fortaleza es antiquísimo, como todas las de las altas montañas donde se asentarían pueblos primitivos que una y otra vez bajaban a la llanura, y luego tornarían a las alturas, como es el caso de Celma, habitado hasta hace pocos años. Entre musulmanes y cristianos era imposible bajarse al llano, no se sabía cuando se irían unos y volverían los otros. Y así era, pues cuando ya aparecía la tierra organizada por orden del conde soberano, llegó Almanzor y asoló la línea de castillos d’Albá, Celma, Celmella y Cabra, que fue restaurada, y de nuevo destruida. En 1142 Guillem de Sant Marti dio Selma a los templarios (se conserva el pergamino de la donación), junto con el territorio y su término. La tarea era ardua, todo estaba despoblado, exangüe, los templarios todavía no estaban autorizados a instalarse y dejaron el castillo en manos de castellanos. El más representativo de estos fue Gerau de Jorba, castellano de otros castillos, además de Celma y Montagut, centrándonos en l’Alt Camp. Se levantaron dos iglesias, Santa María y Sant Cristòfor. Al final del XII aparece construida la comanda “domus Celma”, al frente de la cual se halla Ramon Soler –Raimundus Solario- Se ocupó Celma por orden de Jaume II, quien nada pudo hacer por la Orden. Se sabe que el mestre del Temple y el monarca se reunieron en la vecina Mont-ral, en septiembre de 1307, para procurar ayuda. Fueron las milicias municipales de Vilafranca quienes ocuparon Selma, colocando administradores mientras pasaron las propiedades a los Hospitalers de Sant Joan de Jerusalem. Está documentada la presión que sufrieron los habitantes de Celma, sobre todo durante el reinado del Cerimoniós, quien les pidió dinero para guerras y hasta para la coronación de Sibil.la. Cayeron en manos de prestamistas de Vilafranca, donde había una importante aljama dedicada al préstamo. En el siglo XIV eran 50 los focs contabilizados, un siglo después se había reducido a la mitad por la presión fiscal. La concentración de la tierra en pocas manos hizo que a lo largo del siglo XVI se fuera recuperando, para volver a caer por la sequía del siglo siguiente, el bandolerismo, la guerra con Francia, la de Sucesión, y para colmo las carlistas, cuando parece ser, según nos informaron verbalmente, que uno de los jefes realistas hizo fusilar a un elevado número de personas…, o sea, que siguieron los mismos derroteros que otras tierras montañosas de la Catalunya Nova, hasta que en 1802 Carlos IV incorpora a la Corona las propiedades de la Orde de Hospitalers y en 1822 Selma pasa a ser administrado por la Hacienda Pública. Resistieron hasta mediados del siglo XX, cuando los habitantes se marchan y fundan Pla de Manlleu, en el llano fértil, donde todo resultaba más fácil y humano, aunque alguno se resistiría, como nos contara Juan Martínez, el barbero se negó a abandonar su casa hasta que hallándole muerto, no opuso resistencia.
Juan Martínez, conocedor de la historia de su pueblo, a pesar de su juventud, lo que no es frecuente, se encargó de nombrarnos otras masías, como La Campanera, en medio del bosque, con leyenda en su haber, una de esas tan numerosas en el mundo rural, en su término, aseguran, hay enterrada una campana de oro. O el conjunto de Cal Xemenet, más de tres edificios, uno de los cuales se lo llevó el dueño, numerado para poder luego montarlo en un lugar más de su gusto.
El pueblo está envuelto en viña. Se elaboran vinos y cava, aunque la mayor parte va a alimentar la denominación de origen Tarragona. Vive poca gente, jóvenes sólo cuatro que acuden a divertirse a Vilafranca del Penedès.
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Aiguamúrcia, 68 |
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